Ben Sulayem: váyase a la…

Una nueva norma que impide cualquier crítica hacia la FIA ha causado polémica entre pilotos y aficionados.

Estoy seguro de que han oído hablar sobre la nueva (y muy polémica) norma que ha sacudido al mundo de la Formula 1: a partir de ahora, los pilotos no podrán inferir en «acciones que puedan causar daño moral o perjuicio a la FIA«. En resumidas cuentas: no podrán cuestionar las decisiones que tome la Federación y, peor aún, no podrán «usar lenguaje o signos que sean ofensivos, insultantes, grosero, maleducado o abusivo», ya que entra dentro de lo que la FIA considera como conducta indebida.

Tanto pilotos como equipos (y la recientemente formada Grand Prix Drivers Association, o GPDA) están presionando para que se revierta la situación. Red Bull, en Threads, ya ha tirado un dardo a la FIA con un post que escribe «Si nosotros hablásemos…» y un emoticono mandando callar.

El post del equipo Red Bull en Threads en protesta por las recientes acciones de la FIA.

¿Y cuáles serían las sanciones a las que se podrían enfrentar?

Supongamos que Verstappen, tras tener un accidente, profana por la radio un «f…ing idiot«. ¿A qué se podría enfrentar?

Ya tenemos una noticia explicando todo mucho mejor y que os recomendamos encarecidamente leer. Sin entrar en detalles, si fuese la primera vez que ocurre tendría una multa de 40.000$. Si fuese la segunda en un periodo de dos años, una de 80.000$ y una suspensión por un mes si llegase a reincidir. A partir de la tercera, la multa ascendería a 120.000$, una suspensión real por un mes y la retirada de puntos en el mundial (una cantidad no especificada).

Como habéis podido leer, y como bien remarcaba un usuario en la red social X, soltar lo que se conoce en el mundo anglosajón como una f-bomb puede tener exactamente las mismas consecuencias que chocarse intencionadamente 4 veces con rivales. Un sin sentido, si me preguntan.

Por desgracia hay precedentes.

Algunos fanáticos del automovilismo podrán decir que esto es indignante, que nunca había pasado antes en la historia. Sin embargo, un vistazo rápido a la hemeroteca nos dice que en la década de los 80 y los 90 pasaron cosas similares. En 1989, Ayrton Senna, la estrella más solicitada del momento, entró en una lucha con el que fuera presidente de la FIA, Jean Marie Balestre.

Tras la descalificación del GP de Japón, Senna acusó a Balestre de interferir en el resultado del mundial, privándole así de un potencial segundo título consecutivo. Balestre, en contra, estuvo a punto de impedir que el brasileño pudiera disputar la temporada de 1990. Al final Senna era más grande que Balestre, así que pudo competir (y ganar el título) esa temporada.

Senna en el podio junto a Balestre

En América es lo común.

Aquí introduzco un término propio para definir esta situación: la «nascarización» de la Formula 1. Lo que para el público europeo es indignante y está protagonizando portadas, en América se lleva viviendo esta situación en la NASCAR desde su fundación en los años 40. Una de las normas que más veces se ha utilizado ha sido «acciones detrimentales contra las carreras de Stock Car». Se ha utilizado tanto para impedir protestas como para sancionar el ocasional lenguaje soez en el podio. Me gustaría destacar dos momentos en los que se ha hecho uso de esta regla.

El primero fue la EA Sports 500, la carrera anual en otoño en el superóvalo de Talladega, del año 2004. Allí, Dale Earndhart Jr ganó la carrera, y en el podio le preguntaron sobre la importancia de su (por entonces) quinta victoria en el trazado. Este respondió que «no importaba una mierda», ya que su padre, Dale Earndhart Sr, había ganado allí 10 veces.

Este incidente venía marcado por un incidente en la Super Bowl ese año, por lo que se pidió a los pilotos a principios de temporada que no dijeran ese tipo de palabras. Por tanto, se le impuso una multa de 10.000$ y le quitaron 25 puntos en el campeonato de pilotos. A la larga no importó demasiado, ya que terminó quinto ese año, pero es innegable que tuvo su impacto en el campeonato.

El otro incidente fueron unas declaraciones de Tony Stewart en 2007. Este se quejó de que los comisarios estaban «jugando a ser Dios», acusándoles de que estaban sacando el Pace Car para animar las carreras y falsear el espectáculo. Estos no se tomaron bien esas declaraciones, y le sancionaron con 100.000$ de multa.

Tony Stewart en el 20 y Dale Earndhart Jr en el 8.

El rumbo es incierto.

Personalmente, no me gusta el rumbo que está tomando la categoría. Un piloto de Fórmula 1 es un atleta que rinde en unas condiciones de presión altísimas. Al igual que sería ridículo impedir que Lebron James o Leo Messi pudieran decir casi lo que quisieran a los rivales durante un partido, es ridículo intentar restringir a los pilotos el uso de ese lenguaje.

Además, está dirigida no solo para intentar controlar a los pilotos, sino además es claramente una medida recaudatoria. Pilotos como Verstappen o Alonso, reconocidos por no callarse ante nada ni nadie, pueden ser los más perjudicados. El primero es muy propenso a utilizar ese tipo de lenguaje. El segundo, por otra parte, es muy crítico con las acciones que toma la FIA. Ambos van a estar muy restringidos a partir de ahora por esta norma.

Alonso en la rueda de prensa en el GP de Hungría de 2024.

La Fórmula 1 no es un deporte para niños.

No entiendo por qué pretenden que así sea. Las carreras son, probablemente, el deporte de riesgo más peligroso de la historia. Puedo entender que actualmente pretendan llegar al mayor número de personas posible. Al fin y al cabo el dinero manda.

Pero no es necesario el cargarse una imagen que se ha construido solo por dinero. Además, se puede conseguir mediante otras formas. Actualmente, momentos icónicos como el «f… you Charlie» de Vettel no serían posibles. O el «What a f…. idiot» de Montoya. O el «blind motherf…er» de Verstappen. Hay incontables ejemplos de este tipo de expresiones. La F1 no sería lo mismo sin ellas. Aprendamos a saber apreciarlas. Apuesto por la censura de cara al espectador, si, pero no se deberían multar a los pilotos por decirlo. Es ilógico

Lo bueno es que a los aficionados no no nos pueden multar, por lo que digo: Mohamed Ben Sulayem, váyase a la… Dejaré que interpretéis el resto de la frase.

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